El ejercicio físico es considerado en la actualidad como la polipíldora, pues se podría decir que casi no existen enfermedades del estilo de vida “moderno” que no resulten mejoradas de una u otra forma con la práctica habitual de una rutina de entrenamiento tanto de tipo cardiovascular como de fuerza.
Entre sus posibles beneficios se podrían nombrar la prevención de la osteoporosis/osteopenia, deterioro cognitivo, procesos inflamatorios (artritis, colitis, ...), sarcopenia, ... así como el tratamiento de patologías metabólicas, la depresión o el cáncer.
Dada su importancia en el abordaje de muchos de los casos clínicos y situaciones concretas que habitualmente llegan a una consulta de dietética y nutrición, es por lo que se harán propuestas adaptadas al paciente, con la intención de llevar a cabo un tratamiento los más completo posible.
Cuando lo que se busca es una finalidad estética encuadrada en el contexto del fitness o del fisicoculturismo, existe la posibilidad de elaborar una planificación personalizada y detallada sin la que en muchos casos resulta muy complicado alcanzar los objetivos.