Puede que durante todos estos años y raíz de la moda “grasofóbica” que todavía persiste en la actualidad y que tuvo su origen en las últimas décadas del siglo pasado, te encuentres consumiendo habitualmente productos 0,0%, light, bajos en grasa, desnatados, etc. quizá por que has escuchado o leído que dicha cualidad los hace más interesantes o adecuados para cuidar tu salud, porque bajo tu criterio te sobra algún que otro “kilito” o simplemente porque has decidido “ser fit”.
Si es así y aun encima vés que los resultados no llegan o directamente lo que acabas de leer te suscita una mínima duda de si tu estrategia de “cuidarte” puede que no se haya encaminado en la dirección correcta, déjame decirte que has estado mal informada/o hasta la fecha.
Es muy probable que los lácteos que priorices en tu lista de la compra sean desnatados y que lo lleves haciendo durante bastantes años pero pese a todo el interés que pones en intentar adelgazar, nunca consigues mantenerte en un peso saludable y lo peor de todo, TIENES HAMBRE CONSTANTEMENTE y te sientes habitualmente muy cansado/a.
Como hoy toca hablar de yogures, me gustaría comentarte que salvo que te encanten los desnatados, 0,0% o bajos en grasa, no tiene ningún sentido hacer uso de este tipo de productos desde ningún punto de vista, primero porque el tener o no tener esos apenas 3-4g de grasa por cada 100g de producto no va a tener ningún impacto positivo o favorable en tu mejora de salud o pérdida de peso, segundo porque es muy probable que te sea más difícil que con otro tipo de yogures “más normales” el lograr un buen estado de saciedad y tercero porque en muchas ocasiones el que algún alimento o producto no tenga grasa va dar lugar a que el fabricante le añada azúcares, edulcorantes y otra serie de sustancias producidas industrialmente que mejoran su sabor pero que empeoran su calidad e incluso dificultan la pérdida de grasa de forma saludable.
Y, entonces, … ¿qué yogures puedo o debo tomar?
Pues, aunque en la mayor parte de las ocasiones que te puedes encontrar en la sección de lácteos refrigerados de un supermercado, es una tarea muy difícil (casi imposible de realizar..ya me contareis) encontrar un yogur decente, déjame decirte que sí existen aunque muchas veces escondidos en el lugar más recóndito de la “supernevera” y son, ni más ni menos que los yogures naturales enteros (que te gustan con fruta, pues se la añades…más barato, más sano y más rico…no se puede pedir más!!) y si me apuras y me tengo que decantar por alguno en concreto, pues me quedo con el “griego” (todo el mundo se echa las manos a la cabeza cuando digo esto) y me parece especialmente interesante el recomendarlo en los casos de Obesidad.
Y las preguntas son…¿pero y el griego no tiene mucha grasa?…¿pero la grasa engorda no?..¿no tiene demasiadas calorías?
Pues si que es verdad que tiene más grasa (y a veces también más proteína con el consiguiente aumento de su capacidad nutritiva) que otros yogures pero precisamente por eso lo considero una buena opción, primero porque os puede hacer ver que el que un alimento tenga más grasa no lo convierte en algo a eliminar de vuestra alimentación, segundo porque os hará sentir más saciados durante horas por lo que comeréis menos veces y por lo tanto menor cantidad a lo largo del día y tercero y lo más importante por que OS GUSTA MUCHO (en general, siempre hay excepciones) y está claro que para que en una persona podamos inducir un cambio de hábitos de cara a una alimentación más saludable y que se mantenga para el resto de su vida es fundamental que sienta placer con lo que come. Está claro que no todos los placeres son iguales, pero es labor de los profesionales de la nutrición el enseñar a distinguir los buenos de los malos y que de una vez por todas saquemos de nuestras mentes que todo lo rico engorda.
Aunque la Obesidad se trata de una patología muy compleja (multifactorial y demandante de un tratamiento multidisciplinar), considero que es muy apropiado dar estas nociones que entran dentro del campo de la educación nutricional y que muchas veces son más propias del conocimiento empírico que de complejos estudios clínicos. Mi intención siempre será dar herramientas a las/os lectora/es para que poquito a poco pequeños cambios en la parte alimentaria contribuyan como una granito de arena más a acercarse más a sus objetivos tanto de salud, como de mejora de la composición corporal, según sean las necesidades de cada cual.
Os animo a que dejéis vuestros comentarios, aceptando todo tipo de opiniones y especialmente aquellas que puedan generar discusión y me despido hasta el próximo “post”.