Creo que está más o menos claro que si hiciésemos una encuesta o le preguntásemos a la gente por la calle (o donde sea) si esto es posible, la mayoría de las personas “con dos dedos de frente” dirían que algo así es imposible de lograr o al menos muy difícil, salvo contadas ocasiones donde no se evalúa el conocimiento necesario para superar determinada prueba, sino que prácticamente te ponen el aprobado en bandeja (y si así es, quizá se debe a la poca validez/calidad del título o examen en cuestión, obviando claramente los casos de enchufismo)
Casi cualquiera puede ser consciente que cuando queremos alcanzar un logro en el terrero académico, hemos de dedicar mucho de nuestro tiempo, esfuerzo, constancia a nuestra preparación y que quizá a veces las cosas no salen a la primera intentona pero el mantenerse firme y perseverar en nuestro objetivo nos acaba llevando o al menos aumenta enormemente nuestras posibilidades de salir airosos de la “batalla”. Y es verdad que cuanto más valor tiene o más ambicioso es el proyecto, más nos cuesta y más dificultades y senderos angostos nos predispone a atravesar (Ej.: superar unas oposiciones o finalizar una carrera universitaria que requieren algunos añitos de lucha encarecida).
En este caso lo vemos muy claro pero esta “ley de vida” muchas veces no la aplicamos a todo y es por ello por lo que me gusta extrapolar habitualmente este tipo de conceptos al mundo de la nutrición. En ciertas ocasiones, se puede comprobar como algunas personas que acuden a solicitar asesoramiento nutricional no tienen claro que mejorar su salud o su composición corporal requiere de cierto esfuerzo y no estoy diciendo que haya que pasarlo mal, sino que supone de al menos un mínimo paciencia y perseverancia el conseguir tales méritos.
No existen ni existirán nunca fórmulas mágicas, ningún nutricionista, dietista, médico, psicólogo, entrenador personal, … dispone de un “supuesto método milagroso” que nos haga ser alumnos de “matrícula de honor” sin tener que “dejarnos un poquito la piel” o al menos que sea sano o compatible con nuestra biología. Tan solo se pronuncian algunos (más de los que nos gustaría) acerca de “atajos” cuyo seguimiento no hace más que desandar el camino, volviendo cada vez más lejano el horizonte y que reportan en todos los casos mayor perjuicio que beneficio, tanto para el bienestar de las personas como para el de sus “bolsillos” (Mucho ¡ojo! con las “falsas promesas”)
Entonces…¿Tan difícil es adelgazar sanamente (en caso de ser aconsejable) o mejorar nuestra salud?
Pues depende…la realidad es que en cuanto a la ejecución es fácil ya que basta con tener claros unos pocos conceptos para que el proceso transcurra con éxito. Las dificultades vienen muchas veces del ambiente “obesogénico” en el que vivimos donde ocupan un lugar relevante los agentes boicoteadores que quizá muchas veces están más cerca de nosotros de lo que pensamos tales como familia, amigos, entorno laboral, parejas, … y de la gran desinformación o “malinformación” en cuestiones de nutrición que nos inunda en los medios y que suele estar orientada a manipular nuestras elecciones alimentarias con intereses puramente económicos.
Por eso es muy necesario que, al igual que cuando queremos sacarnos una plaza de funcionario, ser graduado en tal o cual “cosa”, aprender a tocar un instrumento o hablar un idioma nos buscamos una buena academia o profesor, cuando tomemos la decisión de “bajar de peso” o mejorar nuestros hábitos, hagamos lo mismo y acudamos a un centro o consulta especializado/a donde un profesional o equipo multidisciplinar actualizado/a nos sirva de guía en el proceso, nos dé herramientas útiles, nos apoye y nos vaya redirigiendo constantemente hacia el fin deseado.
Lo que sí hemos de tener en cuenta es que nunca es rápido y que nadie (al menos de momento) nos podrá decir con exactitud la velocidad con la que perderemos grasa corporal (si así fuese, HUYE inmediatamente ya que tu salud corre peligro).
A veces es necesario poner los pies en la tierra y pararnos a pensar que no podemos esperar resultados excelentes en períodos de tiempo cortos y que la realidad es que todo depende de cuanto hemos modificado nuestro estilo de vida y que la clave de todo está en que podamos mantenerlo el resto de nuestras vidas.
Claro que se puede aprobar sin estudiar, evidentemente haciendo trampas, al igual que nos podemos subir a una báscula y pesar menos que otro día o incluso bajar de forma veloz (Ej.: tomando batidos/productos que nos deshidratan o desnutren), pero al igual que en el primer caso, el problema está en que no habremos aprendido absolutamente nada y que tarde o temprano sufriremos las consecuencias de escoger el camino cómodo.