Durante gran parte de la historia de la antropometría y de la existencia de las consultas de nutrición se ha venido utilizando (y todavía se usa en la actualidad) la “variable” peso como casi única herramienta a la hora de valorar el estado de salud de las personas o monitorizar una evolución concreta en el tiempo, según avanzamos en el seguimiento de una planificación dietética y/o deportiva. En general, a casi todos nos suena el famoso término IMC o índice de masa corporal, por tratarse de un parámetro que se viene usando desde el siglo XIX y que sirvió a los sanitarios en las últimas décadas del XX para predecir si un ser humano podría encontrarse en situación de Infrapeso, Normopeso, Sobrepeso u Obesidad y sus distintos grados.
Pese a que todavía existen muchos defensores de que se continúe utilizando el IMC como indicador de situaciones patológicas relacionadas con la composición corporal (bien sea por desnutrición o malnutrición), cada vez son más los profesionales que van abandonando la utilización de este tipo de cálculos menos fiables, para dar paso al empleo de la tecnología que existe en la actualidad para la obtención de valores mucho más exactos y que está cada vez más al alcance de cualquiera.
Y…¿ Por qué no vale el IMC?
Pues porque es un valor que únicamente tiene en cuenta el peso de un individuo y la relación con su estatura y no nos permite distinguir cuanto de ese “peso” es grasa, músculo, agua, esqueleto, …etc., de forma que cualquier variación en alguno de esos compartimentos (que no tiene porqué ser precisamente grasa) nos lo va a alterar hacia abajo o hacia arriba, dando lugar a un error en la valoración.
Para solucionar este tipo de problemas, hay en día contamos con las báculas de bioimpedancia que además de aportarnos el dato del peso, nos ofrecen información muy básica pero muy visual acerca de la cantidad de grasa y masa muscular del usuario. Su funcionamiento se basa en enviar una pequeña corriente imperceptible entre la base del aparato y unos agarres que se sujetan con las manos. Gracias a la resistencia que ofrecen los tejidos corporales es capaz de diferenciar ambos tipos de “masa”, debido a que la grasa ofrece mayor resistencia a la corriente y el músculo mayor conductividad (ya que sus células tienen más agua). Además de estos valores que se podrían resumir en uno único que es el % de grasa corporal, también nos permite conocer otros como la masa ósea, grasa visceral (muy importante en el desarrollo y de las enfermedades cardiovasculares), masa muscular en distintos segmentos del cuerpo y una estimación muy rápida del metabolismo basal o gasto energético en reposo (muy útil en los casos donde el ajuste calórico del programa nutricional tiene que “hilarse muy fino”), además de la edad metabólica.
Situaciones comunes donde el IMC falla y sus posibles causas
Situaciones comunes donde el IMC no falla y sus particularidades
Vistos los casos anteriores en los que se han dado muy breves pinceladas (se podría hablar largo y tendido sobre cada uno), nos podemos dar cuenta de que la valoración del “estado” de una persona respecto a su “peso” va mucho más allá del simple cálculo del IMC, siendo más que necesario conocer con la mayor exactitud posible el valor individual inicial de cada uno de los compartimentos corporales para así poder monitorizar en el tiempo las sus posibles variaciones. Y no solo en los casos en los que existan patologías vinculadas a un exceso de grasa corporal sino también cuando el tipo de trabajo que queremos hacer persigue el logro de una estética corporal determinada o la mejora del desempeño atlético (especialmente interesante este último en todo tipo de deportes, bien sea crossfit, atletismo, boxeo, fútbol, culturismo, powerlifting y un extensísimo etc.)
¿Son exactas las básculas de bioimpedancia?
Pues la realidad es que sí, salvo casos muy concretos o errores posibles derivados de una variación de la hidratación corporal (esto ha de tenerlo en cuenta el profesional en cuestión y tratar de correlacionar el % de grasa obtenido con otros valores como los perímetros de cintura, cadera y cuello, el peso y el aspecto visual en casos de estética). Además, siempre que se busque una mejora en la composición corporal, hemos de tener en cuenta que a lo que se debe dar importancia es a la evolución en el tiempo de las sucesivas mediciones ya que el valor de un día concreto puede no ser significativo. El proceso debe ser lento y progresivo, para que en todos los casos quede garantizada su optimización mediante el mantenimiento del estado de salud de la persona sin que existan déficits o alteraciones de cualquier parámetro vital.
Existen otros métodos que son considerados más fiables como es la utilización de un medidor de pliegues, pero en mi opinión lo descartaría por tratarse de una técnica muy invasiva a la vez que compleja y que no supone ningún tipo de ventaja en la valoración global.
Debemos sumar también que las báculas de bioimpedancia más modernas pueden conectarse casi a cualquier tipo de dispositivos informáticos, facilitando mucho la labor antropométrica, permitiéndonos elaborar gráficas complejas de forma sencilla y aportando un creciente número de variables todas ellas muy interesantes para el usuario. Además del % de grasa corporal y la masa muscular que son las más conocidas, tenemos otra también muy comunes a la vez que necesarias como son las siguientes:
NOTA: El porcentaje de agua corporal total tenderá a descender a medida que el porcentaje de grasa corporal aumente. Una persona con un alto porcentaje de grasa corporal puede presentar un porcentaje de agua corporal por debajo de la media. A medida que se pierde grasa corporal, el porcentaje de agua corporal total debería desplazarse gradualmente hacia el intervalo típico anteriormente indicado.
¿Cómo garantizar resultados exactos?
Se deben respetar un mínimo de condiciones que nos eviten grandes errores de ajuste derivados de una medición inicial imprecisa o en las sucesivas:
Finalizo una vez más animándoos a que dejéis vuestros comentarios, aceptando todo tipo de opiniones y sugerencias, dudas sobre el funcionamiento de este tipo de aparatos y especialmente cuestiones que puedan generar discusión. Hasta el “post” venidero.